La causa judicial del atentado a la AMIA es, desde la foja 1, el más increíble muestrario de la actividad delictiva de funcionarios y personajes influyentes, encaminada a limpiar las huellas y las evidencias, y a construir una historia falsa para cerrar el expediente y dar una “explicación” a la sociedad. A 23 años del ataque, sólo tenemos dos certezas: que el 18 de julio de 1994 volaron la AMIA causando 85 muertos y centenares de heridos, y que, desde los más altos estamentos del Estado, se propició una actividad sistemática de encubrimiento de los hechos.
La pretendida “investigación”, promovió desde el inicio un “desorden organizado”. Se tiraron los restos de la explosión al Río de la Plata; se omitió preservar la zona del desastre del ingreso de decenas de personas sin identificar; se perdieron pruebas; se plantaron pistas falsas; se borraron grabaciones telefónicas a sospechosos y se “extraviaron” las transcripciones obrantes en la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y en la Policía Federal (a diplomáticos iraníes antes y después del atentado). Se quemaron filmaciones. Se suspendieron escuchas judiciales y allanamientos sin razón. Se coaccionó a testigos para que callaran y a otros para que mintieran y, a uno de ellos, el entonces preso Carlos Telleldín, se le compró una declaración falsa por U$S 500.000.
Todo obedeció a una lógica superior, impuesta por necesidades ajenas a la verdad. Una verdad que puede resultar intolerable para el público, y afectar la diplomacia de varios países.
Es por ello que los datos esenciales sobre la trama que hizo posible el atentado a la AMIA en 1994 (al igual que el precedente de 1992 a la Embajada de Israel y el de 1995 a la fábrica militar de Río Tercero), no están dentro de los expedientes judiciales. O por lo menos, no en su totalidad.
Se persiste en tratar el atentado a la AMIA como un evento a-histórico, desconectado de lo que por aquellos años ocurría en nuestro país, y de los otros dos atentados en los años ‘90.
Desde unos meses antes del atentado a la Embajada de Israel (marzo 1992), y hasta unos meses después del atentado contra la AMIA (julio 1994), un operativo clandestino de transferencia de armamento se desarrolló desde el puerto de Buenos Aires hacia los Balcanes, bajo directivas del gobierno de Carlos Menem. El presidente peronista, bajo sumisión al gobierno norteamericano, realizaba el trabajo sucio que EEUU no podía hacer directamente: contrabando de armas y explosivos para Croacia y los musulmanes bosnios apoyados por Irán, operativo ilícito que violaba el embargo dispuesto por la ONU. Por eso, mientras se acusa a Irán de haber puesto la bomba, se oculta la red de contrabando de armas y explosivos que Irán compartía con Argentina, cerrándose la posibilidad de investigar ciertas pistas.
Triangulaciones de armas israelíes y norteamericanas para Irán se venían llevando a cabo con participación argentina desde la década anterior, en el marco de la guerra Irak-Irán (1980-1988. En 1992 el presidente George Bush -ex jefe de la CIA- indultó a los funcionarios que habían sido condenados por el “Irangate”. Y no dejó de mostrarse sonriente con su nuevo “gran amigo”, Carlos Menem. (Télam)
Renovarán el pedido de justicia para las víctimas
BUENOS AIRES.- Familiares de víctimas y autoridades de la AMIA encabezarán mañana un nuevo acto en reclamo de justicia, al cumplirse 23 años del atentado perpetrado contra la mutual judía en el barrio de Once. El acto fue convocado con la consigna “23 años de impunidad en la historia de todos” y se realizará a las 9.30, en la nueva sede de Pasteur 633.
Allí, se rendirá un nuevo homenaje a las 85 víctimas del atentado y habrá discursos para “seguir fortaleciendo el reclamo de justicia”.
“La impunidad es un peso insoportable para la sociedad toda”, afirmó el flamante presidente de la AMIA, Agustín Zbar, y señaló que “por eso perseguimos justicia con mayúsculas”.
En ese sentido, la AMIA remarcó que los responsables materiales e intelectuales del atentado continúan libres.
Sobre el estado de la causa, el fiscal federal de la UFI AMIA, Roberto Salum aseguró que se está “avanzando en algunos aspectos” tras el hallazgo de material genético que “no coincide” con ninguna de las víctimas y que aún se intenta identificar.
Y pronosticó que en el juicio conocido como AMIA II, que investiga el supuesto encubrimiento del atentado, se podría conocer un veredicto “a fin de año” si “los alegatos empiezan inmediatamente después de la feria” judicial.
Mañana, a las 9.53, hora exacta de la explosión de la bomba que destruyó la sede de la institución, se escuchará el sonido de la sirena, y se dará lectura a los 85 nombres de las personas que perdieron la vida en el atentado terrorista.
En esta ocasión, explicaron organizadores del encuentro, no estará presente el presidente, Mauricio Macri, dado que ya recibió el viernes a la comisión directiva de AMIA en la Quinta de Olivos, por lo cual enviará a funcionarios de su gabinete en su lugar. (DyN)